Santa Cecilia de 1976

24 noviembre 1976
 
  Santa Cecilia se ha celebrado este año con solemnidad por todos los grupos o entidades que algo tienen que ver con la música, tanto en la capital como en la provincia. No voy a hablar ahora, por sabido, aunque no del todo digerido, de la importancia educativa y formativa de la música. Creo, sin duda alguna y también sin exageración, que el desarrollo de un pueblo puede medirse por el interés y dedicación que tenga a ella y por el número de sus conciertos y agrupaciones dedicadas a cultivarla. Cuantas más personas se impliquen en actividades musicales, corales, de enseñanza, etc., más dará la medida esa sociedad de su equilibrado gobierno y de su disciplinado y diario quehacer. Un pueblo educado es siempre un pueblo consciente de sus deberes y derechos, y un pueblo sensible, preocupado de desmaterializarse, con una visión más trascendental de la vida, será también un pueblo al que se le pueda pedir actitudes serenas y razonadas.

  El Orfeón Cántabro, nuestro primer conjunto coral de la capital montañesa que, después de muchas y difíciles vicisitudes, pasa ahora por momentos más optimistas, también celebró el día de la patrona de la música, primero con un concierto en los Pasionistas, la tarde del sábado día 20, concierto, por otra parte, que dio la medida de altura que ahora tiene el Orfeón, en donde todas las cuerdas se han perfeccionado, la delicadeza en los finos se ha acentuado, sin perder la fuerza tradicional de los fuertes que siempre ha tenido. Los epitafios de Don Quijote, Dulcinea y Sancho, se bordaron, y los espirituales negros alcanzaron cimas de entusiasmo.

  El domingo, la Junta directiva del Orfeón, y todos los orfeonistas se reunieron en comida de amistad y de euforia, invitándose a las autoridades que, en mayor o menor medida, vienen colaborando al mantenimiento de este conjunto coral orgullo del la Montaña.

  No podemos dejar a un lado la importancia que para la pervivencia del Orfeón ha tenido la Caja de Ahorros. En el nuevo empeño de esta entidad de reavivar las actividades culturales, patente en la creación del Aula de Cultura que viene hace meses actuando con extraordinario éxito, está también la protección al Orfeón Cántabro para que éste –a más de subsistir- pueda proyectar los efectos de su arte por una serie de pueblos y aldeas de nuestra provincia que tendrán así la posibilidad de escuchar un conjunto polifónico de alta categoría sin necesidad de moverse de sus límites. Así es, ciertamente, como se debe ofrecer la cultura, gratis y a domicilio. Debemos por ello felicitar y aplaudir sinceramente la actitud inteligente de nuestra Caja de Ahorros, que ha sabido colocarse, en este sentido, a la altura de las circunstancias y en el alma del pueblo montañés. A ver si en esto de la promoción cultural podemos prepararnos a entonar, de una vez, el “Gaudeamus igitur”

  Otro punto diferente que quiero mencionar y alabar es el homenaje que el mismo día de Santa Cecilia se otorgó al profesor Vélez Camarero, gran músico y excelente director de la Banda Municipal, que bien merecido lo tiene por su ininterrumpido y magistral trabajo.

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