La Facultad de Letras

14 septiembre 1977


 
Ilustración G. Guinea
  Por fin, loado sea Dios, ya parece que tenemos aprobado ministerialmente una Facultad de Letras para nuestra Universidad. ¡Ahí es nada tamaña noticia! Uno, que lleva ya, sin exagerar un ápice, más de doce años clamando por su necesaria implantación, si es que se pretendía de verdad tener una verdadera Universidad, no acaba de creérselo, y a veces me pellizco para asegurarme de que no estoy soñando.

  Con esta Facultad de letras, que  esperamos naturalmente sea de Geografía e Historia, las posibilidades de los estudiantes montañeses se ven aumentadas en grado sumo, al abrirse nuevas direcciones de estudios de tipo humanístico que hasta ahora estaban ausentes. Pueden estar de suerte las generaciones que ahora terminan el Bachillerato, porque ya, si quieren estudiar Historia, Arte, Geografía, Arqueología, Literatura o Filosofía, no tendrán que hacer sus maletas y pedir un puesto, por amor de Dios, en las Universidades de otras provincias.

  Para quien –o quienes- hayan conseguido, pues, la Facultad de Letras, vaya en nombre de todos los santanderinos, nuestro agradecimiento, pues de sobra sabemos que las concesiones estatales no se dan así como así, por la cara bonita, sino como consecuencia de muchos sudores, esperas, peticiones, cansancios, reuniones, y demás traumas que siempre son consustanciales, desgraciadamente, para que lo que por sí mismo debería de llegar, llegue tan sólo, y como una eterna condena, después de miles de tormentas.

  La Universidad abrirá sus puertas, como cada año, a principios de octubre. Creo, sin embargo, que será difícil que la Facultad de Letras lo haga en esa misma fecha. Es difícil repentizar unas enseñanzas que aquí no tienen tradición. Será necesario trabajar mucho y organizar más. Pero principio piden las cosas.

  Lo que sí seguirá ejerciendo su beneficioso influjo sobre la sociedad montañesa, universitaria o no, es el Instituto de Idiomas, que ya viene funcionando desde años anteriores y que, eminentemente social, pone al alcance de todos los santanderinos, sin límite de edad, por sus precios mínimos, el aprendizaje de inglés o de francés. La matrícula ya ha quedado abierta en la Facultad de Ciencias, como todos los años, para cuatro cursos de cada uno de los idiomas expresados. El profesorado, español y nativo, se desvive para que, al fin del ciclo señalado, el alumno pueda manejarse con verdadero conocimiento de una lengua. Las enseñanzas, además, y para así aprovechar posibilidades, se adaptan a los exámenes de la Escuela Oficial de Idiomas. El aprendizaje de un idioma extranjero cada vez se va haciendo más una necesidad. Hemos pasado de lo que antes se consideraba un lujo, a lo que verdaderamente es ya una normalidad en la sociedad. Todos, universitarios, comerciantes, trabajadores, estudiantes, oficinistas, etc., deben de conocer uno o dos idiomas. El idioma abre las puertas de las culturas, de la universalidad, de las relaciones comerciales, incluso de la amistad y la convivencia entre los hombres.

  La Universidad, poco a poco, se va haciendo ya entidad engastada en nuestra sociedad. Su tecnicismo exclusivo se romperá cuando comience la Facultad de Letras a incidir mucho más profundamente en el desarrollo cultural de los montañeses. Porque una Universidad debe de ser, no sólo para los estudiantes que en ella se matriculan, sino para completar la enseñanza permanente de quienes viven a su alrededor. La proyección a la sociedad es obligación ineludible de las Universidades. Se inició hace años con el Instituto Universitario de Idiomas, que ya ha facilitado a cientos de santanderinos el conocimiento de los idiomas más universales, que pretende seguir haciéndolo y que se completará con la instalación definitiva de la Facultad de Letras(86).


(86) Nota actual: Llegó la Facultad de Filosofía y Letras, rama de Geografía e Historia. Y ahora, en 2011, sigue funcionando con normalidad. En estos treinta y pico años ya tiene tras de sí una obra de amplio contenido en todos sus departamentos. Mucho se ha investigado en Historia Medieval, en Arte, Prehistoria y Arqueología, así como en Geografía y otras materias. Lamento que no se continuase con el Instituto de Idiomas, que yo fundé y dirigí antes de la llegada de la Facultad. En aquellos años sirvió mucho para la proyección de la Universidad hacia la sociedad. Desconozco el porqué no fue adscrito a la Facultad de Letras y sí prescindió la Universidad totalmente de él.

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