03 noviembre 1976
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Ilustración G. Guinea |
Durante la Edad Media montañesa, la zona oriental de nuestra provincia estaba prácticamente dirigida por un preponderante monasterio, situado al margen mismo de la bahía de Santoña y que llevaba el título de Santa María de Portus, Santa María de Puerto. Este título de Puerto ha hecho pensar a algunos investigadores que pudiera derivarse de aquel romano de “Portus Victoriae Iuliobrigensium”, por lo que consideran que este importante centro marítimo de los romanos hay que localizarle en Santoña y no en Santander, como hasta ahora se creía. La cosa no está muy clara todavía y conviene que la interrogación quede por ahora en el aire.
El hecho es que el nombre de Puerto, con que se apellidó al monasterio de Santa María del Santoña actual, indica la vigencia durante la Edad Media de un puerto por excelencia en el litoral cantábrico, en donde vino a establecerse y fundarse este famoso cenobio de grandes repercusiones.
La historia de Santa María de Puerto nos es, en parte conocida merced a su Cartulario, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, y que fue publicado en 1918-19 por Serrano y Sanz en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Hoy poco sabemos, sin embargo, de sus orígenes y de sus vicisitudes durante los siglos IX y X. Estaba ya fundado en 836, pues en documento de este año ya se cita al Abad Zesius de Port (Puerto). Pocos años depués (863) ya se habla de “fratres” de Santa María de Puerto.
La historia de Santa María de Puerto nos es, en parte conocida merced a su Cartulario, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, y que fue publicado en 1918-19 por Serrano y Sanz en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Hoy poco sabemos, sin embargo, de sus orígenes y de sus vicisitudes durante los siglos IX y X. Estaba ya fundado en 836, pues en documento de este año ya se cita al Abad Zesius de Port (Puerto). Pocos años depués (863) ya se habla de “fratres” de Santa María de Puerto.
Desconocemos por qué tipo de regla monástica se regía esta comunidad de monjes. Existía al parecer una “regula” sin duda pre-benedictina, pero no sabemos cuál. ¿Tal vez la de San Fructuoso?
El hecho es que ya en el siglo x, Santa María de Puerto tenía dominios casi hasta la bahía santanderina. A mediados del XI, el rey García de Navarra figura como dominador territorial de Trasmiera hasta Cudeyo, y ordena realizar la delimitación de los bienes y posesiones del monasterio que se preocupa de restaurar, pues años anteriores había quedado desierto y sin monjes. Restauración que fue encargada por el rey al abad Paterno, que fue el verdadero vivificador del cenobio. Las reliquias que guarda el monasterio son cada vez más nutridas: de San Pedro, San Pablo, santos Justo y Pastor, San Vicente, etc., probando un indiscutible auge.
Distintos abades se van sucediendo: Mamés, Martín, Sancho, etc., En 1156 el rey Sancho IV entrega Santa María de Puerto al monasterio de Nájera, y, desde ahora, los reyes de Castilla van a interesarse más por aumentar los bienes de Puerto, pasando a ser el abad de este monasterio el señor del lugar.
Del cartulario, se deducen los terrenos y posesiones del cenobio portuense en tierras de Anero, Quejo, Carriazo, Güemes, Meruelo, Arnuero, Isla, Noja, Argoños, Cicero, Aras, Ramales, Solórzano, etc. Prácticamente Santa María de Puerto era un centro de gobierno cuyo abadiato ocupaba toda Trasmiera, desde el río Miera al río Asón, y precisamente en estos terrenos santanderinos que en su tiempo fueron intromisión del reino de Navarra.
Hoy día existe el lugar donde debió de situarse el monasterio, la actual fábrica de la iglesia de Santa María de Santoña, monumento insigne, todavía con restos de un románico de transición, y unas naves góticas espléndidas.
Felizmente, y con las restauraciones que está llevando a cabo la Dirección General del Patrimonio Artístico, suprimido el torpe añadido de su torre cuadrada, el aspecto de la iglesia está ganando en firmeza y unidad.
Bien está la preocupación estatal por un viejo monasterio de tanta importancia en la historia y en la vida de esta bella zona oriental de Cantabria.
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