12 octubre 1977
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Ilustración G. Guinea |
La Universidad inauguró su Curso 1977-1978 el pasado día 6, en el Aula Magna de la Facultad de Medicina. Con ello, la andadura de nuestra recién nacida Universidad va siendo cada vez más marcada y comienza así, año tras año, aunque sean muy pocos, a cargarse de experiencia y de tradición que es lo que verdaderamente valora a estos centros de altos estudios. La lección inaugural corrió a cargo del Profesor García-Conde que desarrolló una verdadera lección sobre la Patogenia de la Trombosis, expuesta con especial orientación didáctica y que le consagró, sin duda, como excelente profesor, y así lo captó bien el auditorio, compuesto por numerosos estudiantes, que premiaron la disertación con una prolongada salva de aplausos.
Previamente se había leído, por el Secretario General de la Universidad, la Memoria del pasado curso, en donde pudieron advertirse los progresos de todo tipo que va alcanzando nuestro primer centro educativo. Cerró el acto el Señor Rector Don Guillermo Gómez Laá que expuso muy concretamente una serie de puntos de alto interés, como el referente a la nueva Facultad de Letras que abrirá sus puertas el próximo Curso y para la que se han dotado diversas cátedras y adjuntías que facilitarán así su establecimiento. No dudamos que a partir del año próximo, y con el funcionamiento de esta Facultad, la Universidad habrá de adquirir una dirección humanística de suma importancia, que es precisamente la que se echaba en falta. Por otra parte, el Rector insinuó el proyecto de revitalizar el Instituto de Idiomas de la Universidad de forma que pudiese abarcar a los alumnos de las distintas facultades a los que se les exigirá el conocimiento de un idioma antes de su licenciatura.
En el mismo acto de inauguración se repartió a los asistentes un volumen de la Memoria de la Universidad del pasado Curso 1976-1977, donde se expone toda la labor de departamentos y profesores, así como otro que se refería al estudio sobre la trombosis realizado por el Doctor García-Conde.
La Universidad de Santander, pues, está en marcha y desde ahora, con vicisitudes positivas y negativas, pues el momento es difícil para la enseñanza universitaria, irá sin duda imponiendo su influencia y su saber sobre nuestra sociedad. La cultura es un bien que bien merece toda clase de sacrificios y el apoyo de todos, en primera línea nuestras autoridades, que deberán con hechos demostrar su protección y su interés para que la Universidad montañesa pueda ser muy pronto el faro científico y educativo que todos esperamos.
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